domingo, 30 de novembro de 2008

AVENTURAS DO JOSÉ LUIS PEIXOTO NO MÉXICO [III]

Pedido de desculpas à minha avó Delfina



É muito normal que existam imprecisões, maiores ou menores, nas entrevistas. É muito raro quando não existe. Não vejo nenhum drama nisso. É uma mostra dos mal-entendidos que sempre existem e expõe uma parte daqueles que deverão ser os mal-entendidos que existem normalmente, nas conversas de todos os dias.

Ontem, saiu um artigo sobre a mim no jornal Milenio, baseado numa entrevista. Esse artigo tem algumas imprecisões que nasceram, justamente, desses pequenos mal-entendidos. Como disse, não vejo nenhum drama nisso e não me incomoda. Aquilo que me frustra e me deixa o coração apertado. Foi que, pela primeira vez numa entrevista, perguntaram-me o nome dos meus avós e eu enganei-me no nome da minha avó materna. Acaba por ser triste porque creio que a sua memória merecia muito essa referência.

Nunca a conheci. A minha avó Delfina morreu alguns anos antes de eu nascer. Sei sobre ela que deu à luz o meu pai em 1938 e que, nessa altura, tinha 46 anos. O meu pai e os meus tios eram 6 irmãos, mas, ao longo da vida, a minha avó Delfina teve 12 filhos, 6 dos quais morreram na infância. Sei também que tinha epilepsia e, segundo descrição da minha mãe, tinha a língua toda retalhada por mordê-la durante os ataques.

Aqui está o artigo do jornal Milenio. Onde se lê “Claudina” deve ler-se “Delfina”.


LA REALIDAD, ÚNICA SUMISIÓN DE LA LITERATURA: PEIXOTO

Y muchas veces, cuando tengo dudas o cuando pienso por qué lo hago, lo hago por ellos, lo hago para decir y hablar con su voz”, dice José Luís Peixoto al referirse a sus abuelos paternos: José y Claudina y, maternos: Luis y Joaquina.
Este joven escritor portugués ha sido considerado junto a Kiran Desai, de India, y Yuri Andrujovich, de Ucrania, las presencias más importantes de literatos en la XVII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
“Un interés por la gente sencilla, la sabiduría de la geste iletrada” se trata de un interés constante en su búsqueda artística; su obra circula alrededor de las relaciones familiares, las que tal vez él mismo cultivó en el envejecido pueblo de Galveias, donde vivió hasta los 18 años.
Quizá, también por ello, este joven de 34 años con varios pearcing en su rostro y algún tatuaje en su cuerpo, con frecuencia cosecha expresiones como éstas de Saramago: “una de las revelaciones más sorprendentes de la literatura portuguesa actual”.
Su obra (novela, poesía, dramaturgia, artículos) permite asomarse a aquel pueblo árido, sus viejos, los jóvenes que hoy huyen demasiado pronto, pero que en sus tiempos corrían cada mes a la plaza del pueblo con la ansiedad de elegir la mayor cantidad de libros posible en la biblioteca itinerante.
En su obra también puede verse su casa, aquella que figura en al menos uno de sus libros (Una Casa en la oscuridad), “muchas veces que me parece que nunca salí de ahí. Todavía esa es mi casa, siempre será mi casa”, dice.
Este artista, al que se le reconoce una gran fuerza expresiva, con una prosa muy lírica publicó su primera novela, Nadie nos mira, a los 26 años de edad, con ella obtuvo el Premio José Saramago y rápidamente empezó a cosechar lectores por miles.
De México sólo conocía sus escritores. A Juan Rulfo llegó tarde, dice, pero le fascina. “Hoy la literatura va por muchos caminos. En mi propia concepción literaria el punto central es el ser humano. Me parece que es una manera de intentar conocernos unos a otros, son puentes entre personas”.
Su obra y su ideario coincide así con Gao Xingjian, el Premio Novel de la Literatura en 2000: “Lo único a que debe sumisión la literatura es la realidad (...) Las experiencias y enseñanzas ajenas que no pasan por el filtro de la propia vivencia acaban convertidas en simple conocimiento libresco”.
El escritor portugués habla de sus expectativas literarias, éstas tienen que ver con contestar a las cuestiones que toda la gente tiene y que siguen presentes en la literatura desde siempre: quién soy, para dónde quiero ir, qué pienso sobre la vida, la muerte, la felicidad, Dios.
“Son cuestiones para las que a lo mejor nunca tendremos una respuesta definitiva, pero me parece que es importante que uno vaya intentando alcanzar una respuesta, sea cual sea”, finaliza.



José Luís Peixoto

Apostilha:

Maria Vicência Delfino

Enganei-me duas vezes. A mãe do meu pai chamava-se Maria Vicência.

Não quero arranjar desculpas para o meu engano, até porque não foi há muito tempo que tive uma conversa com a minha mãe sobre a minha avó paterna, mas aproveito para dizer que o lapso de lhe chamar Claudina tem a ver com o facto de o meu avô materno se chamar Luís Claudino; depois, o lapso de lhe chamar Delfina tem a ver, percebi agora, com o seu próprio sobrenome. Enfim.

Agradeço à minha irmã Anabela e ao meu primo José pelas chamadas de atenção.

J.L.P.

Etiquetas: , , , ,

1 Comments:

At 9 de dezembro de 2008 às 21:13, Anonymous Anónimo said...

Desculpe ,não saber os nomes dos avós não tem cabimento , tem que por uma boina nessa cabecinha o sol nessas bandas é forte .

 

Enviar um comentário

<< Home